La práctica de Biodanza es capaz de generar nuevas conexiones neuronales creando estímulos, se hace eco de factores positivos como la danza, escuchar música, el espacio de encuentro, contactos, jugar, miradas... estas conexiones forman redes y son estas nuevas redes las que generan cambios en nuestras vidas.
Estas redes neuronales son saludables porque se alimentan de vivencias integrales cuyos ingredientes son la alegría, el placer, el dinamismo, el coraje, la amistad.
Biodanza propone desarrollar sensibilidad al arte musical.
En la biodanza, la música es la primera composición de la unidad metodológica música-movimiento-movimiento y su función es inducir movimientos.
Biodance se abre a la cultura musical.
El patrimonio musical utilizado es rico y muy diverso:
música clásica, jazz, cine, asiático, africano y mucho más.
Siempre es orgánico y se utiliza con sabiduría.
Permite al niño escuchar música extranjera, haciéndole más fácil acceder a la curiosidad, al deseo de descubrir, de interesarse, de abrirse al mundo.